La necesidad del aislador surgió cuando se descubrió la electricidad, que a su vez llevó a la invención de la bombilla, el telégrafo, el teléfono y otras innovaciones orientadas a la electricidad. Además, a medida que los ferrocarriles comenzaron a cruzar el continente, surgió la necesidad de dispositivos de señal. La electricidad tuvo que ser movida económicamente de un lugar a otro para satisfacer las crecientes demandas generadas por estos nuevos inventos maravillosos.

Aislar significa "separar o cubrir con material no conductor para evitar el paso o la fuga de electricidad, calor o sonido". Los cables de comunicación y de línea eléctrica en servicio deben mantenerse tan secos como sea posible para poder funcionar eficientemente y para reducir la pérdida de corriente. Los alambres se mantienen fuera de la tierra por ser encadenado entre los polos. Pero algo era necesario para mantener los alambres y (a veces húmedo) polos aparte. Este "algo" tenía que satisfacer tres necesidades básicas:

Debe estar hecho de un material no conductor de secado rápido

Debe ser capaz de mantener la línea en su lugar

Debe permanecer en el poste

Este "algo" era el aislador. Se desarrolló y mejoró a lo largo de los años para satisfacer esos requisitos básicos y:

Es más comúnmente de vidrio o porcelana

Tiene una ranura del alambre para acomodar el alambre de línea

Tiene un agujero de alfiler que se ajusta a un alfiler (que a su vez está unido al brazo en el poste)

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